The Adventures of Tintín (Estados Unidos, 2011)
Director: Steven Spielberg
Intérpretes: Jamie Bell, Andy Serkis, Daniel Craig, Simon Pegg, Nick Frost y Carey Elwes
Guión: Steven Moffat, Edgar Wright y Joe Cornish
Producción: Peter Jackson, Kathleen Kennedy y Steven Spielberg
Música: John Williams
Montaje: Michael Kahn
Fotografía: Janusz Kaminski
Duración: 107 minutos
El aburrimiento en la época de su producción digital.
Toda época de crisis produce su buena colección de superhéroes. ¿Por qué extraña razón ocurre todo eso? Simple y llanamente, un salto de Spiderman nos excita más que un billete de 20 euros a finales de mes. Por ello, los gobiernos las majors se lanzan a producir mil y una adaptaciones del cómic para apaciguarnos. La resurrección de la saga de Batman, el advenimiento de The Avengers,… todos saben perfectamente que las mallas de Superman funcionan sobre nosotros mejor que la aguja de Lasswell.
Todo esto al otro lado del océano… ¿qué ocurre con el cómic europeo? Las adaptaciones de Astérix y Obélix no sólo destrozaban al original sino que eran un verdadero insulto al espectador; el primer Mortadelo y Filemón no era nada más que un simpático ejercicio estilístico; y del Capitán Trueno ni hablaremos. Si este mismo año los pequeños seres de Peyo volvían a a gran pantalla, ya sólo quedaba un icono por ser pasto del celuloide: Tintín. Adaptar un personaje que ha vendido más de 350 millones de ejemplares de sus aventuras no es ninguna tontería. Esa película no la podía dirigir un Snyder cualquiera. El encargado de tan honorable tarea ha sido Don Steven Spielberg. El otro gran hombre tras el proyecto, Peter Jackson, el ex-hombregordo que tuvo la valentía de transformar Lord of the Rings en imágenes en movimiento. Esta presumible primera parte de una larga saga, adapta dos de las aventuras más vistosas (eran carne de celuloide) del reportero y su inseparable Capitán Haddock: El secreto del Unicornio y El tesoro de Rackham el Rojo. En resumen: lo mejor del cine de aventuras de los ochenta-noventa se unía a su descendiente directo para crear la película de aventuras definitiva. ¿La realidad? A 28 de octubre, la película más sosa y sin corazón de lo que llevamos de año.
Tras unos notables créditos que deben tanto a Hergé como a Saul Bass, El Secreto del Unicornio se abre con una escena impecable en la que nos familiarizamos con la animación al instante. La atmósfera es perfecta, la voz de Jamie Bell encaja a la perfección con el personaje y los guiños comienzan a aparecer (el tupé imposible de peinar es maravilloso). Todo apunta bien hasta la aparición de Sakharine, un malvado con voz de Daniel Craig y cara de Spielberg. Es en ese momento en el que la película comienza a fragmentarse y se convierte en una mera sucesión de escenas de acción sin ningún tipo de conexión. Una sobreestimulación que termina por hastiar al espectador que en muchos momentos no sabe qué está ocurriendo. Todo para culminar en un anticlimax de 20 minutos que no interesan en ningún momento y que contiene una de las luchas good vs. evil más penosas y ridículas de la historia y el cliffhanger con menos chicha de los últimos tiempos.
La sensación de que Moffat, Wright y Cornish han intentado escribir el guión para la quinta de Indiana Jones es constante. Lo malo es que ninguno de ellos es George Lucas y tampoco parece que Spielberg se haya preocupado en algo más que en sus nuevos muñequitos… y no nos engañemos, tampoco está Harrison por ahí para dedicarnos una de sus medias sonrisas. Que se deje de Milús y vuelvan Indy y Mutt.
Vale, no es “Polar Express”, pero pretender que es no es la evolución natural de esa película es engañarse. Esta supone un paso agigantado en este estilo de animación, pero tanto esfuerzo en la técnica se tiene que compensar con mucho más esfuerzo en el alma de la película, y en esta ocasión no les ha salido del todo bien…
La animación está bien aunque tenga mucho que mejorar todavía, pero creo que el traspaso de los personajes del cómic al 3D en cuanto a diseño ha sido un acierto.